La vida de 165 millones de indios vale tanto como la de un perro

[Publicado el 20-10-2007 en ADN.es]
Organizaciones humanitarias denuncian que en India existe un 'apartheid' oculto y que el sistema de castas imperante posibilita un genocidio en pleno siglo XXI cuyas víctimas son los llamados dalit, los intocables

Bant Sing es un hombre sin brazos y al que le falta una pierna. Sus miembros le tuvieron que ser amputados a causa de los fuertes golpes que le propinó la policía india cuando en 2006 acudió a denunciar la violación de su hija de 16 años.

Sing es un dalit, un intocable, al igual que otros 165 millones de personas en India, y su vida vale tanto como la de un perro, según el Manu Smriti, libro sagrado hindú.

Cada 20 minutos se produce un crimen contra esta comunidad de desposeídos, el 89% de los cuales nunca se resuelve. Se trata de asesinatos, abusos y violaciones cometidas en el nombre de la casta, un sistema de clasificación social que divide a los indios en grupos separados, marcándolos desde su nacimiento y que se transmite de generación en generación desde tiempo inmemorial.

Según la constitución india de 1950, la discriminación por casta está prohibida. Sin embargo, lo legal y lo real no son la misma cosa. Hablar de la situación de los dalit es hablar de un genocidio en pleno siglo XXI y de un 'apartheid' oculto, tal y como la ONG International Dalit Solidarity Network (ISDN) denuncia en un vídeo.

Castas

En India, las personas se clasifican según su pureza, asociada con la familia en la que se nace. Existen cuatro castas fundamentales, que descienden de la divinidad: brahamanes, kshatriyas, vaishyas y sudras. Sin embargo, los dalit no procederían de Dios y, por lo tanto, son considerados impuros y ocupan el estrato más bajo de la sociedad.

Según Unicef, el Manu Smriti señala a los miembros de cada casta en qué trabajar, cómo alimentarse, con quién casarse, cuándo combatir, cómo mantenerse limpios y a qué personas evitar.

Las personas intocables, por nacimiento, están condenadas a realizar las tareas más ingratas y a transmitir su condición a su descendencia. No hay posibilidad alguna de mejora para ellos.
El 90% de los pobres de la India y el 95% de los analfabetos son intocables. Representan entre un 15% y un 25% de la población total del país y viven, mayoritariamente, en zonas rurales.

Además de los actos de violencia física que ejercen contra ellos, en su día a día, por su "impureza", "son repudiados, insultados, expulsados de lugares públicos; se les prohíbe recoger agua de los mismos pozos que las castas superiores y comer y beber con los mismos utensilios en los restaurantes", entre otras cosas, según denuncia Unicef.

Se da la circunstancia de que ni tan sólo escapando fuera de India los dalit pueden librarse de su destino. Así, en Reino Unido, lugar en el que vive una amplia comunidad de origen indio, miles de personas sufren discriminación por ser descencientes de intocables.

La doble desgracia de la mujer dalit

Si ser dalit en India es malo, ser mujer y dalit es mucho peor.

La ONG Asociación de Servicio de Educación y Desarrollo Rural (AREDS), habla de la existencia de un llamado 'reloj del crimen' que afecta a las mujeres dalit y, según el cual, cada 27 minutos una mujer dalit es asesinada por un problema con la dote; cada 20 minutos es víctima de una violación; también cada 20 minutos es objeto de tráfico; cada 16 minutos hay un suicidio y cada tres es víctima de tortura en el ámbito familiar.

En India "la violencia contra las mujeres es sistemática" y cada tres minutos se produce un crimen contra ellas en el país. Una mujer dalit sufre la discriminación por partida doble.

Educación y denuncia internacional

La mejora de las condiciones de vida de los 165 millones de dalit pasa por una doble labor, fundamentalmente: educar a los intocables y fomentar el asociacionismo entre ellos y dar a conocer su situación a nivel internacional.

Organizaciones como AREDS trabajan en la consecución de ambos objetivos. Los dalit viven en la pobreza porque creen que les corresponde pasar por ello. No suelen tener conciencia de su condición de persona y, por tanto, desconocen que por serlo le son reconocidos una serie de derechos, afirman desde la ONG.

Al mismo tiempo, la comunidad internacional también va conociendo su situación.
En 2002, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas condenó abiertamente la discriminación por casta o linajes identificándola como "violanción flagrante de los derechos humanos".
Este mismo año, el Premio Rafto de Noruega sobre Derechos Humanos se ha otorgado a la organización hindú Campaña Nacional por los Derechos Humanos de Dalit (NCDHR por sus siglas en inglés) por su lucha por los derechos de la gente sin casta.

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